Por necesidad de supervivencia el sistema nervioso de nuestra especie ha evolucionado para aprender y recordar lo peligroso, lo negativo. Nuestra mecánica mental deriva espontáneamente de allí, pero hay formas de recablear nuestro sistema nervioso, de entrenar nuestra mente para que desarrolle y mantenga estados positivos.
-No podemos afianzar estados mentales positivos si nuestras intenciones o actos son moralmente inaceptables para nosotros mismos-
La primera, el apoyo de las siguientes, es una base moral que integre nuestros actos, nuestros pensamientos, emociones y tendencias.
De una forma u otra todos tenemos ideas morales, algunos más meditadas y acabadas, otros por imitación, otros de forma difusa y esporádica, pero siempre hay algo de eso dando vueltas en nuestro interior.
Podemos cultivar estados mentales positivos y de confianza |
La segunda dimensión para lograr estados positivos es estar atentos, “despiertos” dirían algunos maestros para marcar la diferencia entre la atención rutinaria refleja y la atención sabia, ejercida con intención trascendente.
Despiertos para darnos cuenta de nuestras intenciones, actos, pensamientos, emociones, tendencias, y de los efectos que todo esto genera en nosotros, en los demás y en el mundo.
Es esta atención la que va descubriendo la distancia entre lo que es y lo que queremos realmente que sea, es esta atención la que nos mantiene en contacto con el camino hacia los estados positivos, generando capacidad de tener dirección.
-Necesitamos aprender de la experiencia, lo que es literalmente aprender a no repetir errores emocionales o mentales-
La tercera dimensión para cultivar nuestros estados positivos es el discernimiento en esos momentos de atención ¿Cómo he actuado antes ante situaciones como esta? ¿Cuál fue el resultado? ¿Qué situaciones y efectos han surgido de las presentes condiciones?
En esta dimensión nos aplicamos a aprender de la experiencia despierta, aprendemos literalmente a no cometer errores. Vamos entonces acrecentando la sabiduría que nos aleja de lo que destruye y causa sufrimiento y confusión; sabiduría que nos ayuda a no tropezar de nuevo con piedras conocidas. Nuestro conocimiento de lo que llamamos realidad va haciéndose más preciso y útil.
El discernimiento sirve también para ir perfeccionando nuestras prioridades y eligiendo vías de pensamiento y emocionales cada vez más constructivas y positivas.
-La práctica cotidiana de Yoga y Meditación están tan ligadas a los estados positivos-
A veces con suaves desviaciones que nos incomodan ante nosotros mismos. Otras veces fallamos horriblemente, creándonos problemas y sufrimiento y desparramándolo alrededor. Lo dicho, hasta que nos iluminemos esto va a suceder.
En esas situaciones cultivar estados positivos es aceptar las consecuencias, incorporar ese sufrimiento como recordatorio para la próxima vez estar más atentos o tener mejor discernimiento, y volver a la atención despierta… Sin olvidar de reparar el error doblemente.
La quinta dimensión atraviesa y mantiene activas todas las demás: aplicar energía; esforzarse, en términos de sostener esa energía aplicada y su dirección de manera estable y constante. Ni la mejor de las intenciones puede materializarse si no hay una energía que la concrete, que la manifieste en el mundo.
Por eso prácticas como el Yoga y la Meditación están tan ligadas a los estados positivos, porque eliminan del cuerpo y de la mente vías de mal gasto y pérdida de energía liberando toda esa fuerza para cultivar con habilidad estados mentales positivos de manera cada vez más frecuente y duraderos.